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El trabajo interno: ¿Qué es realmente?




Durante mi carrera como artista marcial, he tenido la suerte de conocer instructores extremadamente cualificados en el arte que enseñaban. Unos con una capacidad intelectual envidiable, otros con capacidades físicas que siempre quise para mí. Algunos de ellos los considero mis mentores, pero quedará el desarrollo sobre este tema para otro momento.


En cualquiera de los casos siempre me interesó conocer su pensamiento profundo porque yo creía - tal vez de una forma algo naif - que eso me permitiría construir los eslabones de la cadena que me llevaría a un resultado similar al de ellos. Éstos eslabones a veces eran posiciones, ángulos, direcciones o tan solo pensamientos o una manera particular de ver determinado aspecto del entrenamiento y/o aplicación. Yo era consciente que lo visible del arte, en su aspecto principalmente externo, no era lo que los hacía diferentes. Tenía una pista que con certeza y tesón decidí seguir.


En mi época de practicante de Aikido, solía visitar a otros maestros cuando el dojo donde yo practicaba cerraba por vacaciones. Un día de práctica como cualquiera, fui al dojo del maestro que más frecuentemente visitaba. El me recibía con mucho respeto y afecto y dedicaba tiempo de la clase para estar conmigo y mostrarme su forma de entender el arte, algo que fue para mi una experiencia invaluable que aún recuerdo como si fuera hoy! Sin ponernos demasiado técnicos, existe un concepto en Aikido llamado "irimi", y en una de mis visitas me llamó para revisarlo conmigo y me mostró una forma de hacerlo donde el prácticamente estaba inmóvil pero algo de su estructura corporal cambiaba a medida que entraba en ese "estado", era como si cada segundo que pasara se volvía más pesado, más sólido.


Este principio implica una entrada sobre el campo del adversario y para mi hacerlo de esta forma era algo increíble y novedoso. Se rio ante mi perplejidad e insistí para que me enseñe a hacerlo y lo intentamos sin mucho éxito. Fue luego de unos 5 años, practicando otro estilo que la certeza me atravesó como un rayo y entendí como lo hacía. Fue una epifanía, una revelación que me dejó inmóvil.


Sin duda son aspectos internos del arte, algo que puede aprenderse pero no enseñarse fácilmente, de hecho, cada persona puede llegar a la misma conclusión de una forma diferente. En mi experiencia como instructor de artes marciales hay momentos muy marcados en el alumno. Primero el alumno no sabe como hacerlo hasta que de repente ocurre; segundo de puede reproducir más o menos consistentemente pero se desconoce el mecanismo y tercero, el alumno descubre los mecanismos ocultos y puede producir la experiencia en cualquier momento, en cualquier lugar.


El estudio de los aspectos internos es tremendamente frustrante al principio, pero es apasionante cuando empiezan a verse los resultados visibles y comprobables en lo físico y en la práctica, porque de no ser así, tengo que decir que es tan solo una sensación.

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